• No Es País Para Viejos

    16 mayo, 2008

    takaa2En breves momentos hago entrada en mi cuarto de siglo, completando así un tercio de lo que al menos espero que dure mi vida. Veinticinco, es lo que llamamos un “número redondo”, hacía cinco años que no sucedía esto; y a su vez un cuadrado perfecto, lo cual no volverá a suceder hasta el 2019. Es como cuando hay un eclipse y en la televisión dicen algo así como “no volveremos a ver otro fenómeno similar hasta dentro de 428 años”. Parece por tanto que tendré que disfrutarlo de un modo especial.

    Pues si, hace 25 años pasé a formar parte de este extraño y misterioso mundo del que me cuestiono nuevos aspectos cada día que pasa. Y con motivo del aniversario de mi irrupción a la vida, me he preguntado una serie de cosas:

    ¿Por qué tiramos de las orejas al homenajeado?
    ¿Por qué lo obsequiamos con regalos?
    ¿Por qué le cantamos el popular Cumpleaños feliz?
    ¿Por qué lo celebramos comiendo una tarta?
    ¿Por qué ponemos velas en dicha tarta y cuál es su significado?

    La respuesta lógica a las preguntas, excepto a la segunda, es que todo ese protocolo de celebración tiene su origen en la antigüedad, y perdura hasta hoy a través de lo que denominamos tradición. Por ejemplo, parece que antiguamente se consideraba que las brujas y demonios no podían obrar maleficio alguno contra aquél que tuviese encendida una vela bendecida, y esta creencia se traslada a las velas de cumpleaños con la idea de proteger al homenajeado y atraer la buena suerte durante un año. Es por ello por lo que se decora la tarta con tantas velas como años se cumplan, pudiendo formular un deseo en silencio, (en algunos países tres) y al apagarlas de un solo soplo éstos se harán realidad, siempre que, como señala la superstición, no se revelen. Propongo cambiar la tradición y poner las velas sobre la espuma de una buena jarra de cerveza.

    Asimismo, cuando nos tiramos de las orejas al cumplir años, recordamos una vieja tradición asiática, que nos recuerda que los más ancianos, y por tanto los más sabios, tienen las orejas más grandes. Sin embargo, según la wikipedia, en Estados Unidos “se dan tantas nalgadas o pellizcos como años tenga”. Creo que lo de las nalgadas me puede gustar más o menos dependiendo de a quién tenga que felicitar…

    Dejando a un lado estas cuestiones que parecen de fácil respuesta, he querido ir un poco más lejos e intentar comprender porqué debería celebrar mi cumpleaños, es decir, celebrar el hecho de que cada vez me acerque más a mi último tic del reloj, porque amigos míos, la única certeza que conozco es que allá, al final del camino, está la muerte. Supongo que todo es discutible y que depende de cómo se tome la vida cada uno.

    Lo dejo ahí para que piensen en ello, y mientras yo cavilo para formarme una opinión al respecto, observaré como los demás celebran mi cumpleaños por mí.

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  • Un Domingo Cualquiera

    11 mayo, 2008

    11052008092Domingo por la tarde, la Fórmula 1 ya no hace tanta ilusión como antes (para que nos vamos a engañar) y la liga está decidida desde hace una semana. Nada que ver en la televisión, ninguna serie por ver, ningún juego nuevo en la play… por no tener, no tengo ni sueño, para poder echarme una buena siesta.

    Asi que, tendré que ponerme a pinchar globos!!

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  • The Game

    10 mayo, 2008
    backgammon

    Desde muy pequeño siempre tuve por casa un tablero de Backgammon, claro que por aquel entonces no tenía ni idea de que así era como se llamaba el juego. De hecho no lo sabía con certeza pero suponía que se trataba de un juego, ya que solía estar por la parte de atrás del mismo tablero que el Juego de la Oca o incluido en los clásicos Juegos Reunidos. El caso es que siempre me había llamado la atención pero nunca aprendí a jugar. Creo que era debido a la forma tan rara del tablero, que únicamente consistía en un montón de triangulitos de dos colores, lo cual me hacía pensar que era imposible que existiera modo alguno de poder jugar a algo con “eso”.

    Pero pasaron los años y un buen día vi a mi hermana muy enganchada jugando con el móvil. Quise saber a qué jugaba y me dijo “al Backgammon”, me lo enseñó y esa fue la primera vez que relacioné tal nombre con aquel tablero de triangulitos. Y entonces me enseñó a jugar. Al principio me resultó muy sorprendente el hecho de que se utilizasen dados, no se porqué pero nunca lo había imaginado. Después me resultó más sorprendente aún que el Backgammon sea uno de los juegos más antiguos de la historia de la humanidad. Al final me enganché completamente y comencé a viciarme. Hoy en día se puede decir que soy un auténtico friki del juego y un estudioso de sus reglas y aperturas, tengo un precioso tablero de madera y participo en varias ligas y salones online de la web juegosonline.net, hasta el punto de ser ésto la causa de una tendinitis en la muñeca.

    Por último y como introducción, se dice del Backgammon que es una mezcla entre el parchís y el ajedrez, aunque a mi no me gusta demasiado esta semejanza. En mi opinión es un sencillo juego al que se aprende a jugar rápidamente, y que a pesar de estar sujeto en gran medida a la suerte de los dados, encierra profundos elementos estratégicos que hacen de él un juego verdaderamente apasionante en ocasiones.

    Anímense amigos, y aprendan a jugar al Backgammon!

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  • Mucho Ruido y Pocas Nueces

    9 mayo, 2008
    09052008090

    ¿Por qué oscuro motivo incluyen garbanzos en los remixes de frutos secos?

    Por no hablar de los anacardos…

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  • The Girl Next Door

    8 mayo, 2008
    espera

    A más de uno le habrá ocurrido lo que a mi en este momento. No tienes llaves de casa y te quedas en la escalera sentado, esperando a que alguien de tú familia venga a abrirte. La espera posiblemente se haga más larga sí además, como es mi caso, tienes algo en tu interior que necesita salir con urgencia.

    La tecnología ha evolucionado tanto que, a la vez que escuchas música, puedes conectar el móvil por wifi al router, entrar en tu blog y escribir esto, ver el correo y conectar al messenger. Todo esto, sentado en la fria escalera.

    Por suerte, mi hermana no ha tardado demasiado en venir, porque para lo que había dentro de mi, todavía no han inventado nada para hacerlo sin cables.